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miércoles, 25 de febrero de 2015

Las madres tenemos que marcar límites a nuestros niños

Mi hijo pequeño acaba de cumplir 5 años y la verdad es que es un torbellino. Cuando me dice "mamá, tengo muchas ganas de correr y gritar hoy" se que me va a dar el día, y que tengo que prepararme a cualquier cosa. 

 Es un niño con mucho ingenio y al que le cuesta mucho obedecer las reglas. Un día de esos, nos tocó llevar a la hermana al dentista y mientras esperábamos, me puse a hablar con otra mamá. En ese momento aprovechó para meterse no se en donde y salir corriendo por la sala de espera haciendo de Spiderman y lanzando unos chorretones blancos de las manos como telas de araña, por todos los muros del consultorio. En un primer momento pensé que era pasta de dientes pero cuando finalmente lo cogí, llevaba debajo de las mangas 2 tubos de Correga, pegamento para las dentaduras. Ese mismo día en el supermercado se puso a correr encima de los congeladores y se metió en uno de ellos cantando la canción de Frozen. 


¿Estoy haciendo algo mal? ¿Qué tengo que hacer para que se porte bien? ¿Qué es portarse bien ? y ahí es donde sale el tema de los famosos limites, ¿Qué límites le tengo que poner y por qué?


Nadie nació madre, ni padre y muchos en realidad, lo que aplicamos con nuestros hijo,s es lo que hemos vivido. A mi no me educaron con reglas estrictas, era libre de hacer lo que quería y finalmente las reglas me las fui poniendo yo sola, me es difícil estar diciendo constantemente no, "no toques, no subas, no bajes, no, no,no". En cambio mi marido sale de una familia donde el padre era muy autoritario y es el modelo que aplica. 

Al parecer lo importante es que el niño tiene que percibir claramente que tú eres el capitán del barco, que le impones unas normas por su bien porque quieres sacarle su mejor partido y es bueno para él. 

Al parecer lo importante es ser una madre flexible que se adapte a la situación. Los extremos siempre son malos. El exceso de autoritarismo es igual de malo que el exceso de permisividad. Si nos fijamos, lo ideal es estar en el punto medio, como lo que predicaba Confucius. El punto medio quiere decir que cuando hay que decir que no, hay que ser capaces de decir que no, y cuando hay que soltar un poquito la cuerda, soltarla.

Al parecer lo importante es, no ser colegas de nuestros hijos, ni que seamos amigos, nuestros hijos nos han de respetar, por lo tanto, siempre tenemos que estar en ese punto de control, un mínimo de respeto es imprescindible. 

Al parecer lo importante es, saber que los padres no estamos al servicio de nuestros hijos, no somos monitores de tiempo libre, nosotros estamos para ayudarles a que crezcan, para darles la mano para que se hagan mayores, pero en un entorno de convivencia con unas normas. Si yo no le voy a dejar tiradas las cosas para que las recoja él, tampoco lo puede hacer conmigo, si yo no le insulto, él tampoco me puede insultar.

Lo importante es, que el niño no puede hacer lo que quiera, y no se puede porque en la sociedad hay límites y hay normas y los estamos educando para que vivan en esa sociedad. Además en el colegio hay unos límites y unas normas muy claras, los niños lo saben y no están nada traumatizados y las cumplen. Por lo tanto, en casa ha de haber normas también.

Todo esto hay que aderezarlo con mucho amor, mucha paciencia, mucha calidad en el contacto humano. 



No nos explicaron nunca que iba a ser tan difícil ser una buena madre, o si nos lo dijeron, no lo escuchamos.


Mientras me entreno a ser la madre perfecta, si la hay, yo he optado por mandar a mi hijo a clases de judo y por cansarlo en el parque corriendo, a la espera que sea más mayor y lo acepten en el club de triatlón. Y los días en los que me dice que quiere saltar y gritar, nos vamos corriendo al parque de bolas o al campo.

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